Nacimiento de los Pájaros y Cuidados en sus Primeros Días

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  • Autor PicoFino
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Introducción​

Guía Completa del Nacimiento y Cuidados Iniciales de los Canarios

El nacimiento de los canarios es un proceso fascinante que requiere atención y cuidados específicos para asegurar la supervivencia y el desarrollo saludable de los pichones. En este artículo, exploraremos detalladamente cada etapa del nacimiento de los canarios, desde el final de la incubación y la eclosión de los huevos hasta los cuidados necesarios durante los primeros días de vida. Aprenderás cómo intervenir adecuadamente en caso de dificultades en la eclosión, la importancia del papel de los padres en la alimentación de los pichones y las mejores prácticas para mantener un entorno saludable y seguro para los nuevos nacidos. Además, ofreceremos consejos útiles para manejar situaciones imprevistas y asegurar el bienestar de tus canarios.

Nacimiento de los Canarios y Cuidados en sus Primeros Días

A partir del decimotercer día de incubación, los embriones dentro de los huevos fecundados alcanzan su desarrollo completo, y comienza la eclosión, es decir, el nacimiento de los pichones. Si se han seguido los consejos previos, como retirar los huevos originales y sustituirlos por artificiales, los polluelos nacerán casi simultáneamente, dándoles a todos las mismas oportunidades de sobrevivir. Aunque esta práctica puede parecer antinatural, ha demostrado ser muy beneficiosa para la cría, permitiendo salvar muchos ejemplares que de otro modo no habrían sobrevivido.

Los canarios nacen sin plumas, cubiertos por un plumón suave y húmedo que se seca rápidamente con el calor de la madre. El color de este plumón puede variar: es blanco en pichones que tendrán plumajes claros y gris o negruzco en los que desarrollarán plumajes oscuros. Al nacer, los pichones tienen los ojos cerrados y no los abren hasta el quinto o sexto día de vida, por lo que son ciegos en sus primeros días.

Como otras aves del grupo de paseriformes, los canarios son "nidófilos", lo que significa que nacen indefensos y no pueden abandonar el nido durante los primeros 15 a 20 días o más. Durante este tiempo, son alimentados por sus padres.

El nacimiento es un momento especialmente emocionante para los criadores, especialmente para los principiantes, que suelen ceder a la curiosidad de acercarse a la jaula y revisar el nido levantando a la canaria. Sin embargo, es crucial extremar la prudencia, ya que la madre podría asustarse y saltar bruscamente, arrastrando consigo a los pichones, que podrían morir al caer o sufrir hipotermia si no son devueltos rápidamente al nido.

Para mitigar estos riesgos, es recomendable colocar una capa de arena o serrín fino en el suelo del nido. Si un pichón cae y sigue vivo, se debe calentar entre las manos o con una fuente de calor moderada antes de devolverlo al nido.

Antes del nacimiento, es conveniente proporcionar a los reproductores alimentos frescos, como hojas de lechuga, junto con la pasta de cría habitual. No cumplir con esto podría ser fatal para la nidada.

Dificultades en la Eclosión y la Intervención del Criador

Durante la eclosión, algunos pichones pueden tener dificultades para romper el cascarón debido a falta de fuerza, vitalidad o porque la cáscara está excesivamente endurecida. Si el pichón no logra romper el huevo en el momento adecuado, puede morir asfixiado. En estos casos, el criador puede intervenir para salvar la vida del pichón, haciendo un pequeño orificio en el extremo ancho del huevo y agrandándolo con mucho cuidado hasta exponer la membrana vitelina.

Es esencial asegurarse de que esta intervención sea necesaria, ya que un intento prematuro podría causar la muerte del pichón. La intervención debe considerarse como último recurso, y aunque puede salvar la vida del ave, no siempre da resultados positivos.

Si los pichones superan estas dificultades, se secarán rápidamente bajo el calor de la madre y comenzarán a pedir alimento levantando la cabeza y abriendo el pico. Sin embargo, puede darse el caso de que algunas hembras, motivadas por un excesivo instinto de incubación, se mantengan constantemente echadas sobre el nido y no alimenten a sus crías, lo que podría llevar a los pichones a morir de inanición en los primeros días si no interviene el criador.

Las hembras que no alimenten adecuadamente a sus crías deben ser descalificadas como reproductoras, aunque hay excepciones con ejemplares valiosos, cuyos pichones pueden ser encomendados a otras hembras cuidadoras.

El Papel de los Padres en la Alimentación de los Pichones

Afortunadamente, hay muchas hembras que alimentan a sus pichones excelentemente durante los primeros días de vida, y luego son ayudadas por el macho, quien desempeña un papel importante en el desarrollo de las crías. Los padres regurgitan el alimento desde su buche hacia el de los pichones, un comportamiento que parece estar motivado por el brillante color rojo del interior de la boca de los pequeños.

Problemas en la Eclosión y Medidas Preventivas

Los huevos pueden abrirse en cualquier momento del día, y aunque la mayoría de los nacimientos se producen sin problemas, algunos pichones pueden tener dificultades para salir del cascarón debido a su debilidad o a la resistencia de la cáscara. Si después de tres horas el agujero inicial no se ha agrandado, el criador puede intervenir suavemente para ampliar la abertura, teniendo mucho cuidado de no dañar al pichón.

La operación de ayudar a un pichón a nacer es delicada y debe realizarse con suma precaución, ya que un movimiento brusco podría causar heridas o incluso la muerte del pequeño ave.

Qué Hacer si los Huevos No se Abren

Si los huevos no se abren, el criador debe analizar las posibles causas: desde la falta de fecundación hasta problemas de calor, ruidos, movimiento de la jaula o alimentación inadecuada. Es importante observar estrictas normas de higiene, alimentar correctamente a los reproductores y mantener un ambiente tranquilo para minimizar estos riesgos.

Consejos Adicionales para Criadores

Si un huevo se rompe accidentalmente en el nido, debe trasladarse a un nuevo nido limpio y con material fresco. Los huevos deben manipularse con cuidado y, si la hembra se ensucia, se le debe proporcionar un recipiente con agua tibia para que se limpie.

Mantener un entorno silencioso alrededor de los canarios es fundamental, y es vital evitar la presencia de personas que no sepan comportarse con discreción. Durante la incubación, la hembra necesita sentirse ignorada, y cualquier cambio en el ambiente puede afectar negativamente.

Durante los primeros días de vida de los pichones, la limpieza de la jaula y de los alimentos debe extremarse para prevenir infecciones como septicemia, tifus y salmonelosis. Renovar el alimento con frecuencia no solo evita que se altere o fermente, sino que también motiva a los padres a alimentar a sus crías, favoreciendo su desarrollo.

Si moviéndose por el interior del nido la hembra rompe un huevo, su contenido ensucia a los demás huevos, las plumas de la hembra y el nido. Además, el líquido, secándose y endureciéndose, forma una especie de capa sobre los otros huevos que hace que la ruptura de los mismos sea más difícil.

Cuando ello suceda, preparad un nuevo nido, limpio y bien provisto del mismo material que la hembra utilizó para la construcción del anterior; esperad que la hembra baje un momento del nido, coged los huevos delicadamente con una cucharita, ponerlos en un recipiente con agua caliente a una temperatura de unos 40°C, y colocarlos de nuevo sobre el nido limpio. Si la hembra se ha ensuciado las plumas, ya se las limpiará ella misma; procurad que en la jaula haya siempre un recipiente con agua tibia para el baño, pero que no sea demasiado fría.

Para facilitar el trabajo, anotad en una agenda todo lo concerniente a la vida fisiológica de vuestros canarios, sus características, gustos y vuestras experiencias y observaciones. En lo que concierne a los amores, nidadas y apertura de los huevos, la actividad de la madre de los canarios os será muy útil en vuestro trabajo de criador.

Alrededor de vuestros canarios recién nacidos estableced una zona de silencio, y una vez se hayan puesto los huevos o las crías hayan nacido, evitad que se sitúen ante las jaulas los niños curiosos o personas que no sepan permanecer silenciosas y molesten.

La hembra que incuba es un ejemplo admirable de amor y de deber materno, pero desea ser ignorada. Si para vigilar la ruptura de los huevos estáis obligados a permanecer ante la jaula, hacedlo con discreción y hablad dulcemente a la hembra. No dejéis que esta vigilancia la ejerza una persona a la que los canarios no están acostumbrados a ver.

Tampoco dejéis sin agua el recipiente del baño de las hembras que están incubando. Estas se bañan para lavarse; además, el calor de su cuerpo y la humedad de sus plumas mojadas provocan un vapor que hace que los huevos se mantengan suaves.

Si la hembra que incuba manifiesta todavía deseos del macho y abandona el nido, trasladad los huevos y confiadlos a otra hembra. Esta operación debe ser efectuada rápidamente para evitar que se enfríen. En esta operación os podéis ayudar con una cucharita. Antes de poner los huevos en otro nido debéis observarlos al trasluz de una lamparita encendida. En efecto, puede ser que la hembra, con su instinto infalible, haya abandonado la incubación porque sabía que sus huevos eran infecundos.

Nunca dejéis que la habitación en que se encuentran las hembras esté en una corriente de aire, ni trasladéis con frecuencia las jaulas de un sitio a otro. Formad con mantas unas zonas de resguardo, abrid la ventana durante cinco minutos como máximo, cerradla y esperad otros cinco minutos antes de sacar las mantas de la jaula.

Finalmente, tened en cuenta que una hembra cansada y sometida al esfuerzo que representa una nueva nidada daría por resultado una nidada de canarios enfermizos, o el desinterés de la madre y consiguiente necesidad de trasladar las crías a otro nido.

Asimismo, es preciso tener mucho cuidado durante los primeros días de vida de los pichones. En primer lugar, la limpieza, siempre necesaria, deberá extremarse en esta ocasión, a fin de evitar la proliferación de toda clase de gérmenes nocivos que pudieran provocar infecciones. El alimento, a ser posible, deberá ser renovado a menudo. Con esta medida se consigue un doble beneficio: en primer lugar, no se corre el peligro de que las sustancias fermenten o se alteren, en especial si se trata de sustancias húmedas o formadas por huevos. Asimismo, es preciso recordar que la época de cría suele ser calurosa, septicemia, tifus, salmonelosis y otras muchas infecciones funestas para los pichones pueden ser evitadas mediante una cuidadosa higiene de los alimentos y de las jaulas.

Por otra parte, cada vez que la comida es renovada, se incita a los padres a probarla, y al volver al nido suelen empapujar a sus pichones, con el consiguiente beneficio para el rápido desarrollo de éstos.

Tomando todas estas precauciones y contando con la buena calidad de los reproductores, es de esperar que los pichones sobrevivan los cinco primeros días, con lo cual se habrá salvado una de las barreras más difíciles que se oponen en su lucha por la vida.

Nota de Agradecimiento​

Este artículo sobre el nacimiento y los cuidados iniciales de los canarios está basado en apuntes personales que he recopilado a lo largo de los años, inspirados en un artículo clásico escrito por el señor S. Arroyo J. en su momento. Agradezco profundamente el trabajo original del autor, que ha sido una fuente invaluable de información para mí. Mi objetivo con esta reescritura es ofrecer una versión actualizada y accesible para todos, reconociendo y valorando el mérito del trabajo pionero realizado por el señor S. Arroyo J. en la temática de la crianza de canarios.
 
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